viernes, 22 de mayo de 2009

LA REVOLUCIÓN DE LOS COMUNEROS

¿EN QUÉ CONSISTIÓ LA REVOLUCIÓN DE LOS COMUNEROS Y CUÁLES FUERON SUS CONSECUENCIAS?

El movimiento comunero de 1781 es un acontecimiento que fundamenta el comienzo, antecedente o anticipo de la Independencia, en la medida que fue una expresión de furia popular contra los funcionarios españoles y una aspiración de tener gobiernos con participación criolla. El movimiento comunero, liderado por Berbeo y José Antonio Galán, es el reflejo de las luchas de ese entonces por la liberación del dominio del imperio español que llevaba ya trescientos años durante los cuales pusieron fin, criminalmente, a nuestras culturas y saquearon nuestra América en provecho de la potencia europea y del capitalismo mundial.

La Revolución de los Comuneros fue un movimiento socioeconómico y tuvo su mayor concentración en los pueblos de Socorro, San Gil, Mogotes, Charalá y aledaños pertenecientes a los dominios político-administrativos de Tunja. La chispa revolucionaria comunera se difundió rápidamente por toda la comarca, caracterizada por una gran densidad demográfica y con caracteres económicos de pueblos comerciantes, artesanos y agrícolas. Los tunjanos asaltaron la Administración de tabaco y vendieron a bajos costos el producto almacenado. Veinte mil comuneros mestizos, indígenas y algunos criollos intervinieron en este movimiento popular, cuyas reclamaciones se plasmaron en las Capitulaciones de Zipaquirá. Las Capitulaciones se han considerado como el documento más importante de finales del siglo XVIII, que refleja los problemas sociales, económicos y fiscales.

En un gesto de rebeldía, Manuela Beltrán y otros inconformes rompieron en la población del Socorro la tabla que contenía el edicto sobre el modo y precios como debían ser pagados los impuestos. Ese día 16 de Marzo llegaron a la plaza varios hombres y mujeres del común vociferando que no pagarían las contribuciones, lo que se extendió en una numerosa protesta bajo el lema "Viva el rey, pero no queremos pagar la Armada de Barlovento". Esa misma tarde, al ver la dimensión del descontento, el Cabildo suspendió el cobro de los impuestos y calmó al motín. Pero eso no logró evitar que los alzamientos se extendieran por toda la geografía nacional. Las revueltas apuntaban a la destrucción de los símbolos de la realeza colonial, al desconocimiento de las autoridades españolas y al rechazo a las opresivas instituciones fiscales. Los insurrectos se dieron cita un mes después, y el 16 de abril en el Socorro, los directivos de la sublevación constituyeron una junta que se denominó 'Común' y le dio origen al nombre de 'Comuneros'.

Germán Arciniegas afirma lo siguiente: “En la Nueva Granada la guerra de independencia, comenzó a germinar en el Socorro” y tiene toda la razón. Por los excesivos tributos, el pueblo socorrano se sublevó contra las autoridades virreinales, en la revolución de los comuneros, única insurrección social en los anales patrios, nombró capitanes, generales como jefes suyos, es decir, eligió un ejecutivo plural, lo cual significa que aquí nació la democracia, el derecho del ciudadano para elegir y ser elegido.

La consigna de los comuneros fue “viva el Rey, abajo el mal gobierno”, con lo cual aceptaban la legitimidad de la dominación española; el movimiento pretendía obtener la suspensión de algunos impuestos y la rebaja de otros, pero en todo caso que se les tratara dignamente; la supresión de impuestos y la rebaja de otros, implicaba la posibilidad de aumentar el acumulado económico de quienes en las regiones en donde se produce el movimiento se dedicaban a la confección de productos de carácter mercantil; es en este aspecto que el movimiento es históricamente revolucionario ya que con ese acumulado se posibilitaba adquirir poder económico que generaría poder político y en esa forma constituir una clase social que rompiera las estructuras feudales y colonialistas de la Metrópoli española.

La revuelta también se extendió a la región de Antioquia con los comuneros de Guarne, con los de Sopetrán y Sacaojal, quienes pedían también el libre cultivo del tabaco. Los de Guarne solicitaban, igualmente, que se reconociera el derecho de mazamorreo (lavar en las arenas de los ríos el oro), como también que en el valle de San Nicolás de Ríonegro no gobernaran los forasteros en el ramo de justicia.

Fuera del aspecto económico, que tuvo como fin la lucha contra los impuestos, la revolución comunera abarcó aspectos sociales y políticos, reivindicaciones de igualdad social, política y económica. La rebelión de los Comuneros legó al movimiento de 1810 su programa económico y fiscal: la abolición de los tributos que pagaban los indios, la eliminación de las alcabalas, la supresión de los estancos….Y, sobre todo, enseñó a los incautos granadinos que no debían confiar en la palabra de los gobernantes peninsulares, aunque ella fuera jurada sobre los Santos evangelios, y que las revoluciones una vez iniciadas, no pueden hacerse a medias, hay que llevarlas hasta el fin, lección que fue aprovechada por el Tribuno del pueblo cuando en la tarde memorable del 20 de julio colocó a los amotinados santafereños en el dilema ineludible de escoger entre la constitución inmediata de una Junta Suprema que asumiera el gobierno, o sufrir las cadenas en las cárceles que estaban a su vista.

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